Celebremos la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo: un alegre icono ortodoxo de la fe
Hoy celebramos la gloriosa Natividad de nuestro Señor Jesucristo, una fiesta central en la Iglesia Ortodoxa que revela el profundo misterio de su encarnación. Este día santo conmemora la humildad y el amor divinos demostrados en el nacimiento de Cristo, marcando el inicio del plan redentor de Dios para la humanidad y trayendo la salvación al mundo.
El milagroso nacimiento de Cristo, predicho por los profetas, tuvo lugar durante el reinado de Herodes el Grande en Judea. Herodes, gobernante designado por los emperadores romanos, gobernó tiránicamente al pueblo judío. En ese momento, la tribu de Judá, antaño una potencia dominante, había perdido su soberanía y autoridad.
Al cumplirse los nueve meses de la concepción de la Theotokos, un decreto de César Augusto exigió un censo. José, el prometido, y la Santísima Theotokos viajaron a Belén para registrarse. Sin embargo, debido a la afluencia de gente, no había sitio para ellos en la posada. Encontraron refugio en una humilde cueva cerca de Belén, que solía usarse como establo para el ganado.
En este humilde entorno, la Theotokos dio a luz a Cristo. Envolvió al Niño en sus pañales y lo recostó en un pesebre, un comedero para animales, simbolizando su humilde pero profunda entrada al mundo. La tradición nos enseña que Cristo yació entre un buey y un burro, cumpliendo las palabras proféticas:
- “Entre dos seres vivientes serás conocido” (Habacuc 3:2)
- “El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su amo” (Isaías 1:3).
Cerca de allí, un ángel visitó a los pastores que cuidaban sus rebaños y les anunció la feliz noticia del nacimiento del Mesías. Llenos de asombro, corrieron al establo, donde glorificaron y adoraron al Rey recién nacido. Poco después, los Reyes Magos, o Reyes Magos de Oriente, siguieron una estrella hasta Belén. Ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra, que simbolizaban la realeza, la divinidad y el futuro sacrificio de Cristo.
Alegrémonos: ¡Cristo ha nacido! ¡Glorifíquelo! ☦️🙏