🙏 Mi vida en Cristo por San Juan de Kronstadt

La sociedad moderna se ha alejado cada vez más de la veneración de los iconos ortodoxos, sustituyéndolos por imágenes mundanas como retratos, fotografías y otras representaciones visuales que glorifican lo temporal en lugar de lo eterno. En lugar de honrar a Dios y a sus santos, la sociedad deposita su admiración en celebridades —escritores, actores, cantantes y artistas—, elevándolos a un estatus casi sagrado. Esta reverencia injustificada refleja una profunda pérdida espiritual, especialmente para los cristianos que se han desviado del verdadero camino de la fe. Su atención no se centra en la belleza eterna de Cristo y los santos, como se refleja en los iconos ortodoxos, sino en el efímero atractivo de las posesiones materiales: ropa de moda, joyas lujosas y ostentación de riqueza y vanidad.

🔸 San Juan de Kronstadt , en su diario atemporal "Mi vida en Cristo", nos advierte sobre esta misma tendencia. Nos recuerda que el corazón humano se siente naturalmente atraído por las imágenes, ya sean sagradas o profanas. Si no dirigimos nuestra reverencia, atención y amor hacia los iconos ortodoxos, las ventanas sagradas hacia lo divino, nuestra mirada inevitablemente se posará en los ídolos menores de la era moderna. Estos ídolos —celebridades, políticos, redes sociales y el constante desfile de modas pasajeras— jamás podrán nutrir el alma ni guiarnos hacia la salvación.

Los iconos ortodoxos no son mero arte; son una tradición sagrada que nos conecta con el reino celestial, con el Señor, su Madre y sus santos. Los iconos sirven como teología visual, enseñándonos verdades profundas y acercando nuestros corazones y mentes a Dios. Al contemplar estas imágenes sagradas con fe y humildad, recordamos nuestro propósito supremo: vivir en comunión con Cristo y reflejar su luz en el mundo.

En contraste, la obsesión moderna con imágenes e ídolos mundanos nos distrae de este propósito divino. Las redes sociales, la cultura de las celebridades y el materialismo alimentan las pasiones en lugar de elevar el espíritu. Como cristianos, debemos resistir esta atracción y, en cambio, centrar nuestros corazones en lo eterno. Al venerar los iconos ortodoxos, reafirmamos nuestro compromiso con Cristo y nuestra esperanza en su promesa de salvación.

Protejamos nuestros corazones de las tentaciones de la idolatría moderna y recuperemos la práctica sagrada de venerar los iconos ortodoxos. Estas imágenes sagradas son más que símbolos; son puertas a una realidad espiritual más profunda, que nos guían hacia la santidad y la vida eterna. Como nos recuerda San Juan de Kronstadt, cuando fijamos nuestra mirada en lo sagrado, nos alineamos con el reino eterno de Dios. No caigamos en la trampa de honrar lo efímero e impío, sino que elevemos la mirada a la belleza eterna del Señor y sus santos. ⛪️☦️🙏

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