Love it? Add to your wishlist
Your favorites, all in one place. Shop quickly and easily with the wishlist feature!
[title]
[message]TheHolyArt
No se pudo cargar la disponibilidad de retiro
Este ícono ortodoxo hecho a mano es una litografía con doble capa de barniz para garantizar colores vivos y propiedades impermeables que representan a San Zacarías, el profeta, es una obra de arte inspirada en Dios que se rige por la técnica atoniana que le da a este ícono un valor religioso y estético único.
El justo Zacarías, padre del santo profeta San Juan Bautista, es conmemorado por la Iglesia el 5 de septiembre junto con su esposa Isabel. También se le recuerda, según la tradición griega, el 24 de junio con la Natividad de San Juan Bautista.
El santo profeta Zacarías, sacerdote del Templo de Jerusalén, era hijo de Barac, del linaje de Aarón. Un ángel le anunció a San Zacarías que su anciana esposa le daría un hijo llamado Juan, pero dudó de esta predicción. Debido a su debilidad en la fe, Zacarías enmudeció. Cuando Isabel dio a luz a un hijo, impulsada por el Espíritu Santo, anunció que se llamaría Juan. Cuando Zacarías confirmó el nombre por escrito, recuperó el habla e, inspirado por el Espíritu Santo, comenzó a predecir que su hijo sería el Precursor del Señor.
El rey Herodes comenzó a masacrar a los niños de Belén tras el nacimiento del Señor Jesús. El rey envió hombres a buscar y matar al hijo de Zacarías, pues se había enterado de todo lo que le había sucedido y del nacimiento de Juan. Isabel huyó con Juan al ver a los soldados. Herodes, furioso porque no habían encontrado al niño Juan, ordenó que mataran a Zacarías ante el altar del templo.
Se puede colgar en una pared o colocar sobre una superficie plana.
El artículo se vende sin el soporte que se muestra en la imagen.
Diseñamos nuestras piezas con intención y respeto para trascender las modas pasajeras. Creemos en crear artículos atemporales que elevan tu espíritu y te acercan a Él.
Santiago 4:8 (NTV) dice: «Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. Lávense las manos, pecadores; purifiquen sus corazones, porque su lealtad está dividida entre Dios y el mundo».